Monday, March 21, 2011

Hola a todos

hola a todos los que entran a este blog ,les doy la mas cordial
bienvenidad , aqui en este blog les pido a todos aquellos que
quierany sientan de postear las grandesas que Dios ha echo
en sus vidas que se sientan libres de poder dar testmonio de
las grandesas que Dios ha echo en sus vidas.
vemos la nesesidad que hay de conocer que es JESUS y las
ensenansa que el trajo mientras estuvo aqui en la tierra y la
manera en la que el con su amor nos habrio las puerta de los
cielos para poder adorar libremente su nombre.
hoy en dia vemos como la adoracion ha cesado ya no hay
casi adorarores en este pais que ha hido desmereciendo, una
nacion que fue fundada en vaces cristianas me refiero a los
Estados Unidos de America una nacion que crecio bajo la
gracia de DIOS y haora esta negando sus creencias y las estan
sacando de las escuelas y de las cortes etc etc.
Pero la palabra no miente en Romanos 1:18-32 dice que
el hombre es llevado a paciones vergonsosas , por que havien-
do conocido a Dios no le glorifican y pues las consecuencias se
ven y vemos como este pais y el mundo se esta dejenerando.
Y nos toca a nosotros llevar esta palabra con testimonio de las
grandesas que Dios ha echo e nuestras vidas atravez de nuestro
senor Jesucristo.
Bueno les pido que se sientan en libertad de opinar lo que quieran
y por favor les pido a aquellos que no compartan el conocer a Jesus
o que no le creea o que no creea en el que opinen pero que no pongan
nada obceno ya que se respetan la opiniones pero sin faltar el respeto a
nadie.
muchas gracias a todos

Saturday, February 13, 2010

¿Cuál es la Importancia de la Resurrección de Jesús?
por Eric Lyons, M.Min.
[English]
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Después que el hijo de la viuda de Sarepta murió, Elías oró a Dios, “y el alma del niño volvió a él, y revivió” (1 Reyes 17:22). Unos pocos años después, el profeta Eliseo resucitó al hijo de la sunamita (2 Reyes 4:32-35). Después de la muerte de Eliseo, un hombre muerto resucitó cuando tocó los huesos de Eliseo mientras le llevaban a sepultarle (2 Reyes 13:20-21). Cuando Jesús estuvo en la Tierra, resucitó a la hija de Jairo (Marcos 5:21-24,35-43), como también al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-16) y a Lázaro, quien había estado sepultado por cuatro días (Juan 11:1-45). Mateo registró que después de la muerte y resurrección de Jesús, “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos” (27:52-53). Luego, durante los primeros años de la iglesia, Pedro resucitó a Dorcas (Hechos 9:36-43); Pablo resucitó a Eutico, quien había muerto después de caer de la ventana del tercer piso de una casa (Hechos 20:7-12). Todas estas personas murieron, y luego fueron resucitadas. Aunque algunas de estas personas resucitaron poco después de su muerte, Lázaro (y muy probablemente) los santos que resucitaron después de la resurrección de Jesús, estuvieron sepultados más tiempo que Jesús. Teniendo en cuenta todas estas resurrecciones, algunos han preguntado, “¿Cuál es la importancia de la resurrección de Jesús?”. Si otros en el pasado murieron y vivieron otra vez, ¿por qué la resurrección de Jesús es tan importante? ¿Por qué es más importante que las otras?

Primero, así como Jesús realizó milagros para identificarle como el Hijo de Dios y el Mesías profetizado (mientras que todos los demás que realizaron milagros durante el tiempo bíblico no fueron Dios en la carne), la resurrección de Jesús es más importante que cualquier otra resurrección simplemente porque los apóstoles y profetas inspirados dijeron que lo fue. Mucha gente de la Biblia realizó milagros para confirmar su mensaje divino (cf. Marcos 16:20; Hebreos 2:1-4), pero solamente Jesús los realizó como prueba de Su naturaleza divina. Una vez, durante la Fiesta de Dedicación en Jerusalén, un grupo de judíos rodearon a Jesús y le exigieron, “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente” (Juan 10:24). “Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí... Yo y el Padre uno somos” (vss. 25,30). Estos judíos entendieron que Jesús reclamó ser el Hijo de Dios en la carne (cf. 10:33,36), y Jesús quiso que ellos entendieran que se podía conocer esta verdad a causa de los milagros que realizaba. Sus milagros testificaban de Su deidad (cf. Juan 20:30-31). ¿Por qué? Porque Él dijo que lo hacían (10:25,35-38; cf. Juan 5:36). Los milagros que Jesús realizó daban testimonio del hecho que Él venía del Padre (Juan 5:36), ya que Él dijo que venía del Padre. Un milagro por sí mismo no significaba que la persona que la realizaba era Dios. Moisés, Elías, Eliseo, Pedro, Pablo y muchos más realizaron milagros, y algunos de ellos incluso resucitaron a los muertos, pero no con el propósito de probar que eran Dios en la carne. Los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento realizaron milagros para confirmar su mensaje que Jesús era el Hijo de Dios, no para probar que ellos eran Dios (cf. Hechos 14:8-18). Por otra parte, Jesús realizó milagros para dar testimonio de que era el Hijo de Dios, así como reclamó serlo (cf. Juan 9:35-38).

De igual manera, una razón por la cual la resurrección milagrosa de Jesús es más importante que la resurrección de Lázaro, Dorcas, Eutico o cualquier otra persona, es simplemente porque los apóstoles y profetas en la iglesia primitiva dijeron que lo era. Como los milagros que Él realizó durante Su ministerio terrenal que testificaban de Su deidad, Su resurrección también dio testimonio de Su naturaleza divina. No existe registro de alguien que alegara que Lázaro era el Hijo de Dios a causa de su resurrección, ni la iglesia primitiva reclamó divinidad para Eutico o Dorcas ya que ellos resucitaron. Ninguna de las personas mencionadas anteriormente reclamó que su resurrección era prueba de deidad, ni tampoco algún apóstol o profeta inspirado reclamó tal cosa. Por otra parte, Jesús “fue declarado Hijo de Dios con poder...por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4). Su resurrección fue diferente a causa de Su propia identidad—el Hijo de Dios. Así como los milagros que realizó durante Su ministerio terrenal testificaban de Su mensaje divino, y por ende también de Su naturaleza divina, Su resurrección testificaba lo mismo.

Segundo, la importancia de la resurrección de Jesús se ve en el hecho que Él fue el primero en levantarse de los muertos para nunca morir otra vez. Ya que nadie que se haya levantado de los muertos todavía vive hoy en la Tierra, y ya que no existe evidencia en la Biblia que Dios alguna vez llevara al cielo a alguien que hubiera resucitado sin que esta persona haya muerto otra vez, es razonable concluir que todos los que se han levantado de los muertos, murieron en años próximos. Sin embargo, Jesús, “habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él” (Romanos 6:9). Jesús dijo de Sí mismo: “Yo soy el primero y el ultimo; el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1:17-18). Todos los que previamente fueron resucitados en algún momento, murieron otra vez, y están entre los que “duermen” y continúan esperando la resurrección corporal. Solamente Jesús realmente ha conquistado la muerte. Solamente Su resurrección fue seguida por la vida eterna, en vez de otra muerte física. Aunque los escépticos han argumentado que “es la Resurrección, por sí misma, la que importa, no el hecho que Jesús nunca muere otra vez” (vea McKinsey, 1983, p. 1), Pablo realmente enlazó los dos puntos juntos, diciendo que Dios “le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción” (Hechos 13:34, énfasis añadido). Además, el escritor de Hebreos argumentó a favor de una vida mejor a través de Jesús a causa de Su conquista de la muerte. Una de las razones de la imperfección del sacerdocio fue a causa de que “por la muerte no podían continuar”. Sin embargo, ya que Jesús resucitó para nunca morir otra vez, “permanece para siempre” en “sacerdocio inmutable”, y vive para interceder por Su pueblo (Hebreos 7:23-25).

Una tercera razón por la cual la resurrección de Jesús es más importante que todas las otras es que el Antiguo Testamento profetizó de ella solamente. En su sermón en el Día de Pentecostés, Pedro afirmó que Dios había levantado a Jesús de los muertos porque no era posible que la muerte le retuviera. Como prueba, hizo referencia al Salmo 16:8-11 con las siguientes palabras:

Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia (Hechos 2:25-28).

Luego Pedro explicó esta cita del Salmo, diciendo:

Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos (Hechos 2:29-32).

El apóstol Pablo también indicó que el salmista dio testimonio de Cristo, y que habló de Su resurrección. En su discurso en Antioquía de Pisidia, dijo:

Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree (Hechos 13:32-39).

¿Dónde está la profecía para la resurrección de la hija de Jairo? ¿Cuándo los profetas predijeron la resurrección de Eutico o Dorcas? No existen profecías. Ningún profeta del Antiguo Testamento profetizó la resurrección de otra persona excepto de Jesús. Esto ciertamente hace que la resurrección de Jesús sea única.

Cuarto, la importancia de la resurrección de Jesús se ve en el hecho que Su resurrección estuvo precedida de los numerosos casos en que Él profetizó que conquistaría la muerte, incluso prediciendo el día exacto en que ocurriría. En una ocasión, dijo a los escribas y fariseos, “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 16:21, énfasis añadido; cf. Marcos 8:31-32; Lucas 9:22). Mientras Jesús y Sus discípulos estuvieron en Galilea, Jesús les recordó, diciendo, “El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Mateo 17:22-23, énfasis añadido). Justo antes de Su entrada triunfal a Jerusalén, Jesús otra vez recordó a Sus discípulos, diciendo, “He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará” (Mateo 20:18-19, énfasis añadido). Las profecías de Jesús en cuanto a Su resurrección y el día específico en el cual ocurriría fueron muy conocidas que, después de la muerte de Jesús, Sus enemigos pidieron a Pilato que pusiera guardias en la tumba, diciendo, “Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día...” (Mateo 27:63-64, énfasis añadido). Ellos supieron exactamente lo que Jesús había dicho que haría, y ellos hicieron lo posible para evitarlo.

¿Dónde están las profecías del hijo de la viuda de Sarepta? ¿Profetizó de su resurrección antes de su muerte? O ¿qué acerca del hijo de la sunamita que Eliseo resucitó? ¿Dónde están sus profecías personales? Realmente, nadie que la Biblia registra que resucitó profetizó en cuanto a su propia resurrección, excepto Jesús. Y ciertamente nadie profetizó en cuanto al día exacto que se levantaría de los muertos, excepto Jesús. Este conocimiento previo y profecía hace que Su resurrección sea un evento significativo. Él venció la muerte, así como predijo. Hizo exactamente lo que dijo que iba a hacer, en la manera exacta que dijo que lo haría.

Finalmente, la singularidad de la resurrección de Jesús se ve en el hecho que Él es la única persona resucitada que alguna vez vivió y murió sin cometer pecado en Su vida. Él fue “justo” y “puro” (1 Juan 2:1; 3:3), “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). Él fue “un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:19), “que no conoció pecado” (2 Corintios 5:21). Nadie que se levantó de los muertos vivió una vida perfecta y luego murió antes de su resurrección con el fin de quitar los pecados del mundo (cf. Juan 1:29). Ya que Jesús vivió una vida sin pecado, murió y venció la muerte en Su resurrección, solamente Él tiene el honor de ser llamado “el Cordero de Dios” y el “Gran Sumo Sacerdote” (Hebreos 4:14). “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28).

Si Eutico, Dorcas, Lázaro, etc. no se hubieran levantado de los muertos, esto no afectaría nuestra relación con Dios. Sin embargo, sin la resurrección de Jesús, no existiría “Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados” (Hechos 5:31). Sin la resurrección de Jesús, Él no podría interceder por nosotros (Hebreos 7:25). Sin la resurrección de Jesús, no tuviéramos garantía de Su Segunda Venida y el Juicio Final (Hechos 17:31).

Ciertamente, la resurrección de Jesús es muy importante—más que cualquier resurrección que haya sucedido. Los hombres inspirados declararon la resurrección de Jesús como prueba de Su deidad. Solamente Jesús resucitó para nunca morir otra vez. El Antiguo Testamento profetizó de la resurrección de Jesús. Jesús predijo el día preciso en que se levantaría de la tumba, y luego cumplió esa predicción. La resurrección de Jesús fue precedida por una vida perfecta—una vida dada y restaurada en la resurrección con el propósito de llegar a ser Príncipe, Salvador y Mediador.
REFERENCIAS

McKinsey, C. Dennis (1983), “Comentario” [“Commentary”], Error Bíblico [Biblical Errancy], pp. 1-4, febrero.

Monday, February 8, 2010